sábado, 5 de diciembre de 2020

JESUSITO DE MI VIDA, ¡JESÚS, QUÉ VIDA LLEVO! CAPÍTULO 8

Bossie es negro. Negro y grande de cojones. Sergeant Mayor de operaciones especiales, cabeza afeitada a cuchilla, boca grande llena de dientes blanquísimos y unas manos que como te aplaudan te falta cielo para dar vueltas. El tío es clavado a Morpheus, el de Matrix. Eso y sus siete misiones, contando sólo las de Irak y Afganistán, son razones más que suficientes para tenerle respeto. Se sienta delante de mí, ordenador con ordenador. Cada mañana me suelta una parrafada en árabe que termina con "Salam aleikum, sir". Yo, educado, le respondo "Aleikum salam, Bossie. How's it going?". "Scandalous" –me contesta—. Y así todos los días. 

Pues ese pedazo de negro, con un prestigio que hace que se le acerquen coroneles americanos sólo para saludarle cuando pasan por KAIA, ha decidido que soy su amigo. Lo sospechaba desde algún tiempo, pero ahora lo sé porque, el otro día, me dio una onza de su Toblerone. Y eso no lo hace con cualquiera. La verdad es que me hizo una putada porque los Toblerone que se compra Bossie son de kilo y comerse una onza es como papearse entero uno de los otros, lo que significa dos millas más haciendo el hámster en la cita.

Como decía, Bossie es mi amigo. Como Chris, el escocés, que ha vuelto de permiso sin la barba y parece casi humano; Darek, el polaco que ya es casi como un hermano; Enricco, el italiano que sustituyó al gran Giuseppe; Al, británico, que parece el “hermano” chungo de los Beatles; Robert, un sueco de dos metros por dos que más lo quisiera alguna; Morgan, un danés con el que coincidí en Bélgica y unos cuantos más. La mayoría son una panda de tipos duros, de esos que hacen que aprietes el culete –y los puños– cuando te los encuentras en un callejón oscuro, pero aquí hemos hecho buenas migas. Puede que sea que me ven como "uno de los suyos", no lo sé, pero el caso es que yo estoy orgulloso de llevar el mismo parche que ellos. 

"¿Y por qué nos cuentas esta mierda?" –pensareis–. Pues veréis. Por coincidencias en el turno de los cuarteles generales de OTAN que mandan ISAF y al tocarle ahora al que tiene sede en Valencia, posiblemente esta sea la rotación con más españoles desplegados en Kabul. Generalmente los veo poco, sólo en alguna reunión y en las comidas, pero el caso es que estoy descubriendo que muchos de ellos también me ven como "uno de los otros". 

No generalizo, tengo buenos amigos, tíos geniales, y hasta algún compañero de promoción al que aprecio infinito, pero también he tenido situaciones desagradables. A veces me siento a comer con otros españoles y, al segundo, alguno, normalmente de empleo superior y al que prácticamente no conozco, empieza con las coñas y estereotipos del "matapollos". Levanto la mirada y le pongo la misma cara que me pone Bossie cuando le digo que le veo más pálido, más a lo Michael Jackson. Sigo comiendo y, al rato, vienen los comentarios "en serio": "Oye, cómo os pasáis los de tu tribu, os habéis cargado a quince en no-sé-dónde” o “el otro día en una operación un australiano le pegó un tiro a una mujer. Ya ha salido en todos lados, a ver cómo arreglamos eso, porque así no hay forma"… Y yo, que, como en la canción de Cecilia, no digo nada porque lo sé todo, le miro, me mira y, finalmente, se calla. Lo peor es que creo que lo piensan de verdad. Es como si un hedor putrefacto a síndrome de Estocolmo se escapara de vez en cuando de alguna tubería. Sinceramente, viendo actitudes así, entiendo que en España haya gente que nos vea a los militares como una especie de mercenarios psicópatas asesinos. Si ese es el pensamiento de un tío de uniforme aquí que, aunque no salga de su puto agujero en seis meses, ve lo que realmente está pasando, qué no hará un civil intoxicado o desinformado.

"La primera víctima de la guerra es la inocencia". No sé si esta frase la leí o es de una película –Platoon, puede ser–, el caso es que se me ha quedado grabada. Y aunque yo no estoy en el frente y la inocencia desapareció con la tercera estrella de mi hombrera, sí que noto un embrutecimiento importante estando aquí. El otro día los talibanes degollaron a un niño de doce años delante de su madre porque su padre se había alistado en la policía local. Hace una semana envenenaron el agua de una escuela infantil porque eran niñas las que iban a estudiar. Todos los días hay noticias similares que van estrellándose en tu caparazón. Las primeras lo atraviesan y pinchan en blando, pero, al final, se acaban convirtiendo en una línea más del informe de situación. 

"To er mundo es güeno", que diría el gran Summers. Pero no. No es así. Incluso el que lo parece, puede no serlo. Ayer un chaval de trece años se voló, o lo volaron, en uno de los check points de acceso a la green zone, donde está el ISAF HQ. Se ha llevado a seis personas por delante. No es el primero ni será el último. Detrás de estos niños están las amenazas, la extorsión, las drogas o la simple comedura de tarro..., pero el problema de verdad, lo que a mí me preocupa como soldado, es que a lo que se enfrenta el tío que está en un check point es a eso, a un niño, a un puto niño que no ha obedecido la orden de parar. Y el tío sabe que tiene un segundo para decidir si disparar o no, sabe que todos llevan doble activación en los explosivos –la suya y la del hijo de puta que lo manda, por si al final le entran dudas– y sabe que, en la mayoría de los casos, cuando está pensando eso ya es demasiado tarde: volar por los aires o vivir con la muerte de un niño en tu conciencia el resto de tu vida. ¡Jodida elección! Y lo mismo pasa con el que sale de patrulla por una aldea o el que entra en una casa a detener a un líder talibán. Patada en la puerta y, ¡sorpresa!, hoy toca mujer, hombre con AK-47, niño corriendo asustado, hombre con granada de mano, otro hombre con AK-47... Hay que ser muy bueno para salir de esa vivo y sin causar bajas civiles. Y aquí los hay. Para que luego vengan los inanes de siempre a tocarte las narices.

Por las noches, en mi camino hacia la habitación, paro en el locutorio para llamar a casa. Antes de llegar, paso entre uno de los accesos que unen las pistas del aeropuerto con la base y, especialmente, con el ROLE 3 (el hospital). Mi predecesor me lo había advertido: "cuando esa puerta está abierta, chungo. Es que traen en helicóptero a alguien muy jodido". Ya me he cruzado tres veces con las camillas, la última hace un par de días. Me paré a verle pasar y musitar una oración por él. Estaba hecho mierda. Iba intubado y monitorizado, y los camilleros franceses tampoco se daban mucha prisa, por lo que deduje que no había mucho que hacer. Detrás, a menos de treinta metros de ahí, está la terraza de una pizzería. Uno de los cuatro lugares de esparcimiento de esta gran base. La música alta, la peña tomándose pizzas y cervezas sin alcohol y un chaval reventado pasando por delante de todos nosotros sin provocar la más mínima reacción, preguntándose, si es que podía, en qué coño se equivocó y por qué no está él tomándose también una pizza o mejor, tirándose a su novia en Boston, Paris, Melbourne o dónde coño viva. "La vida no es justa" –pensé–, "pero, Dios me perdone, prefiero ser el que está de pie", y seguí mi camino hacia el locutorio pensando en que tengo que dedicar unos artículos a mis chicas en el blog... Por eso me toca los huevos que un memo me diga que si mi tribu mata mucho o poco, o que si hay que tener cuidado con lo que piense o diga la gente. Le hubiera metido la cabeza entre los restos de las piernas de ese soldado. Hace ya diez años que dejé el mando de mi compañía, pero sé perfectamente lo que sentiría si uno de mis chicos fuera el de esa camilla. Y lo que querría, también. 

Pero, aquí y ahora, mis chicos son los de mi tribu y, aunque menos que el resto, porque son los más cabrones del puto valle, también caen. Por eso, os aseguro que, en mi embrutecimiento, no me sube una pulsación cuando veo cómo a los malos les funden los plomos con misiles hellfire, los deshacen desde un C-130 Spectre o les parchean a 1.500 metros con un fusil de precisión. Ahora estoy aquí y mi trabajo como miembro de ISAF SOF, además de contribuir a que determinadas fuerzas afganas alcancen un grado de preparación suficiente para progresivamente hacerse cargo de la seguridad de su propio país, es contribuir a que todos los que están en una lista de premiados, –Joint Prioritized Effects List (JPEL), se llama– y los que les rodean, sean "kill or capture". Que corra el escalafón, vamos. Cuando cae uno de la cabeza se le denomina un jackpot… Sí, la primera víctima de la guerra es la inocencia. Confío en la justicia divina y en su rápida y efectiva "gestión misericordiosa de colas" –de ese escalafón que acabo de nombrar–, pero a veces es complicado asumirlo y quieres acelerar un poco el proceso. Como dice el padre George: "Estad contentos, decid a los demás la buena noticia: Dios existe y te ama, aunque algunas veces parezca que se esconde un poco..." 

Siento que hoy el relato haya salido oscuro. La misión empieza a pesar y hay días en los que predominan los grises. Pero sigo en forma. Todavía me queda bastante para dejarme cresta y recorrer Madrid en un taxi con una 44 en el sobaco. Lo dejaré para la siguiente misión o para cuando la peque me presente a su novio. Intentaré gestionar bien la vuelta. Nosotros no tenemos “descompresión”, como otros países, antes de llegar a casa. Yo sólo espero bajarme del avión, besar a mi mujer y a mi hija e irme a casa a comer unas lentejas con chorizo. Pero no, no creo que cambie mucho. Espero que, la próxima vez que un capullo me saque un cuchillo jamonero en la estación de Chamartín, le vuelva a mandar a tomar por culo y le diga que deje de arruinarse la vida, en vez de agarrarle del pescuezo y metérselo por ese hueco tan simpático que queda entre el cuello y la clavícula y que lleva directamente al corazón... O no.

18 comentarios:

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  2. Que es lo del matapollos? Te he descubierto hoy y m. He leído todo el blog.

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    1. Soy Pedro Erice (la mierda de blogger no me deja contestar con mi cuenta). Le contesto: Entre otras, una de las tareas que hacíamos durante la fase de supervivencia del curso de Operaciones Especiales era mata una gallina de un mordisco en el cuello (en realidad, cada binomio lo hacía de una forma diferente). Cuando se difundió, quedó "matapollos" como la forma "simpática" de referirse a los guerrilleros. Muchas gracias y un saludo.

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    2. Gracias por protegernos de los malos. Muchas gracias.

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  3. Interesante historia, llena de vivencias de una Guerra imparable. Mis respetos para ustedes militares

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  4. No sabía de la existencia de este blog. Me ha impresionado positivamente. Intentaré seguirlo. Mis respetos.

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  5. Gracias. Es usted todo un descubrimiento. Procedo a seguirle en Twitter gracias a Arturo Pérez Reverte.

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  6. Blog interesante, pero también escalofriante, escandaloso y hasta "rayante" para aquellos que leemos estas cosas recién descubiertas desde una cama o un sofá, cómodamente instalados en el calor de nuestro hogar del primer mundo, sin nada que temer. Entiendo cuál puede ser el propósito del blog, y de subirlo a twitter (contar las crudas vivencias del día a día de un soldado español y compartir pensamientos). Lo que no entiendo es qué hacen nuestras tropas allí, en Afganistán, el Líbano o donde coño sea (el culo del mundo, en todo caso). ¿Qué hacéis exactamente?. ¿De qué nos protegéis?. ¿Por qué nos engañan los políticos que os han metido ahí?. ¿No queda otra?. ¿Sabemos todo lo que hacéis allí, especialmente cuando las cosas "le pasan" a población civil?. (Esta la contesto yo: ni de puta coña). ¿Sois realmente con vuestra presencia y vuestras acciones allí un muro de contención de los terroristas, o más bien una fábrica de ellos?. Y,¿Cuál es la diferencia entre un soldado y un terrorista, exactamente?. (Pregunta interesante planteada por Paco Arcadio, nombre de guerra de un chaval combatiente comunista contra Daesh, entrevistado por Risto Mejide).

    En mi opinión es bastante revelador el animal cínico en el que pareces convertirte a través de tus experiencias en la guerra y cómo pasas de ser afectado/traumatizado por lo que ves y vives, a una línea más en el informe o incluso reírte con los chascarrillos de tus compañeros cuando hacen un "jackpot". Siempre he sido extremadamente escéptico con lo que hacen los ejércitos de países "democráticos" en países "no democráticos", y hasta que no conozca de primera mano el testimonio de militares íntegros, éticos (espero que no sea un oxímoron) y con la cabeza muy bien amueblada, me seguiréis pareciendo sencillamente una panda de asesinos legales enviados para satisfacer intereses de holdings del petróleo y ansias de poder político. A mí y a buena parte de la sociedad que, a través de nuestros impuestos, paga vuestros salarios.

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    1. Soy Pedro Erice (esta mierda de blogger no me deja contestar desde dentro). Mire Santi, podria haber tirado su comentario a la basura, que es donde debe estar, pero he preferido publicarlo para que la gente que no me cree cuando le digo que hay tipos como usted, lo vea. Y porque me divierte contestar a indocumentados.
      Primero, A mí no me pregunte que hago allí. La politica de defensa es responsabilidad del Gobierno. Nosotros somos su instrumento. Y como somos buenos en esto y una institución disciplinada, lo hacemos lo mejor posible, independientemente de lo que pensemos de los talibanes o del gobierno Afgano.
      Segundo, no, no tiene ni puta idea de lo que pasa allí. Y no lo sabe porque no le interesa ni puede soportarlo con su mentalidad buenista y antimilitarista. Nosotros, aunque los ignorantes como tú no lo sepais, tenemos unas reglas del juego que cumplimos a rajatabla a la hora de hacer una operación. ¿Sabe que toda intervención de ISAF SOF tiene participación de la fuerza afgana que instruye en un porcentaje variable, normalmente superior al 30%? ¿Y que cuando es una detención, teníamos la orden del juez afgano? ¿Sabe que antes de disparar un hellfire tiene que haber "identificación visual directa y positiva del blanco" y cumplir el pattern of life", es decir, que esté demostrado que hace cosas malas? El talibán, o el terrorista de Alcaeda no las tiene. Y se llevan puestos a civiles, cuando no los utilizan directamente para matar, en sus ataques y atentados.
      Tercero, si no sabes la diferencia entre un terrorista y un soldado (tú, Arcadio -que no es un soldado, es un mercenario- o Risto Mejide -cuya hermana, Julia, sí es soldado del ET-, si no la sabes, digo, es que eres más ignorante todavia de lo que pensaba. Léete los convenios de La Haya, que ya tienen tiempo e instrúyete en los conceptos básicos antes de criticar.
      Quinto, no sabes lo que es un animal. No te has enfrentado jamás a uno. Tú, que me llamas cínico y de mi artículo sacas las conclusiones que se adecúan a tú ideología fracasada, pero pasas por alto el asesinato de los niños o el envenenamiento de las niñas. Eso no te interesa nombrarlo, porque somos nosotros, los militares, los únicos que los defendemos. Tú, que me llamas cínico, y obvias las más de 4.000 bajas de ISAF, sólo hasta el 2014, en una coalición de 41 naciones.Animales son los que allí tuvimos enfrente y que tú, sectario, ni te imaginas.
      Sexto, no hables en nombre de la sociedad, a la que yo también pertenezco, hazlo en el tuyo. Este comentario que has escrito es el único de este tipo de los miles (sí, miles) que he recibido. No estás en posesión de la verdad. Yo tampoco, pero sin duda la he visto más de cerca.
      Séptimo, tú no me pagas una mierda. Impuestos pago yo también religiosamente, porque, como he dicho, formo parte de esa siciedad de la que te llenas la boca, así que no te arrogues prerrogativas que no tienes. Esa sociedad me paga mi salario por mantener la seguridad y defenderla de enemigos externos cuando el Gobierno así lo decide. Por morir, si es necesario, para que inanes como tú podáis escribir sandeces tranquilos.
      Por último, no me conteste, porque ni yo lo haré ni lo publicaré. Me aburre la gente sesgada y sectaria como usted. Acepto siempre la crítica constructiva y sobre todo, la inteligente, de la que aprendo mucho, pero me aburre el discurso ideológico trasnochado y sectario y el antimilitarismo de barra de bar.
      Y ahora me voy a dormir, con la conciencia muy tranquila, que son las dos de la mañana.
      Un saludo.

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    2. Hay quien piensa que el Estado del Bienestar es una conquista y hay quien piensa que es un derecho. He ahí la diferencia. Yo soy de los que piensa que si no fuera la conquista, no sería un derecho.

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  7. Hola! Gracias por compartir esta vivencias. Ayudan a los que estamos en casa a valorar lo que tenemos y a valorar vuestro SERVICIO. Hoy he conocido este hilo en Twitter. Y ya me he hecho seguidor tuyo. Ánimo! Suerte! Y pronta vuelta a casa, en todos los aspectos. Porque supongo que cuando te bajes del avión como dices, algo de ti se quedará allí un tiempo.

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  8. Solo puedo darle las GRACIAS por su valor, por su esfuerzo por protegernos.
    GRACIAS DE CORAZÓN.

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  9. He conocido tu blog vía tu hilo de tuits, tras leer el tuit de Reverte. Tremenda historia. Mi respeto y ánimo. #tobeproud

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  10. He leido los 8 caps de un tirón, nos haces vivir algo que al mas común de los mortales nos queda tan lejos, que ni lo imaginamos, solo hemos visto algo parecido en las pelis. Gracias por compartirlo. Mucha suerte en todas las misiones que te encomienden.

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  11. Ánimos soldado. Somos una inmensa mayoría los que en España valoramos y agradecemos vuestro compromiso con la sociedad y sacrificio personal. Sigue usted la abundante tradición hispana del guerrero escritor, del soldado ilustrado. Así lo fueron Garcilaso y Cervantes entre otros. A la minúscula banda alborotadora que como el tal Santi viven presos de la ideología y el prejuicio, basta con recordarles la historia reciente de Europa. Que deduzca quién o quienes frenaron las matanzas de inocentes en la antigua Yugoslavia, si las buenas intenciones y deseos pacifistas o los F-16 de la OTAN. Harían bien en documentarse antes de soltar soplapolleces. Este artículo de Arturo Pérez-Reverte puede servirles: https://www.perezreverte.com/articulo/el-bar-de-lola/1034/para-que-sirve-un-soldado/
    Y el tal Santi y los que piensan tan sesudamente como él, pueden preguntarse también para qué sirven un bombero o un policía. Y por el sentido de palabras como honor, camaradería y lealtad.
    Gracias por vuestro compromiso y servicio.
    Esperando el próximo capítulo.

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  12. Como siempre un placer leerle, tanto por el contenido, como por su estilo. Un abrazo y tenga cuidado ahí fuera.

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