martes, 22 de diciembre de 2020

JESUSITO DE MI VIDA, ¡JESÚS, QUÉ VIDA LLEVO! CAPÍTULO 11

Sí, lo sé, estoy fallando. Me había comprometido conmigo mismo a colgar un artículo al mes durante mi despliegue en Afganistán, pero creo que no voy a ser capaz de cumplir. La posibilidad de quitarme horas de sueño para poder escribir algo digno se está convirtiendo, según pasa el tiempo, en una opción inviable. Pero antes de sucumbir, antes de tirar la toalla, quiero hacer un último esfuerzo. Pero no quiero gastar el que puede ser mi último cartucho con la mierda que rebosa a borbotones estos días en España. No. 

Precisamente ahora, cuando las piernas empiezan a flaquear en esta dura carrera de fondo, cuando no sabes si mirar hacia delante o hacia atrás, porque los dos extremos son desalentadores, cuando la vista se nubla por lo que ves, y por lo que no ves… Ahora, digo, quiero respirar hondo, ponerme de pie en la bicicleta, apretar los dientes y dedicar estas letras a mi mujer. Muchos, ella incluida, se sorprenderán con este artículo. No, no soy ni cariñoso, ni entrañable, ni sensible, pero creo que, de vez en cuando, debo recordarle que la quiero con locura. Y, sinceramente, después de trece años de matrimonio, ya toca. Y me sobran huevos para hacerlo públicamente. Ella está allí, en su guerra particular del día a día, una guerra mucho más dura que la mía. Yo me puedo permitir el lujo de desaparecer, ¡boom! o ¡pum! y ¡ale!, destinado a un tour of duty en la eternidad. Pero ella no, ella está obligada a vivir, porque ahora todo cuelga de sus espaldas. Y no sólo eso, encima ella es la que me sostiene, me impulsa, me anima, reanima y protege. Ella es mi alegría, mi esperanza, mi añoranza, mi deseo, mi principio y mi final. Ella es la que me da la fuerza para empezar, para luchar, para seguir, para levantarme una y otra vez y para terminar. En fin, ella es mi vida entera y sin ella, nada de lo que haga o diga tendría sentido.

foto: www.elmundo.es

Por eso hoy he decidido dedicarle este cuento. No es mío, es de un autor anónimo, y son varias las versiones que circulan por la red. Se titula “When God created the military wife”. Después de darle vueltas, he decidido poner una versión de las que hay en inglés y la traducción en español. Como no me gustan las que he leído, he decidido traducirla yo. Traducción y versión libre y mía, ¡porque sé mejor que nadie lo que quiero decir! Va por ti…, porque te “Ailoviu”.


When the Good Lord was creating a model for military wives, He ran into His sixth day of overtime. An angel appeared and said, "Lord, you seem to be having a lot of trouble with this one. What's wrong with the standard model?". The Lord replied, "Have you seen the specs on this order? It has to be completely independent, but must be called a dependent and must be sponsored to get on a military base. It must have the qualities of both mother and father during deployments, be a perfect host to 4 or 40 with an hour’s notice, run on black coffee, handle every emergency imaginable without an appropriate manual, be able to carry on cheerfully, even if she is pregnant or has the flu, and she must be willing to move to a new location 10 times in 17 years. It must have a kiss that cures anything from a child's bruised knee to a husband's weary day and have the patience of a saint when waiting for the squadron to come home and have six pairs of hands". The angel shook her head slowly and said, "Six pairs of hands? No way". The Lord answered, "Don't worry; we will make other military wives to help her. Besides, they're not the hands what are causing the problem, it's the heart. We will give her an unusually strong heart so it must swell with pride in her husband, sustain the aches of separations, beat soundly even when it is overworked and feels too tired to do so, be large enough to say 'I understand' when it doesn't, and say 'I love you', regardless. "Lord," said the angel, gently touching His arm. "Go to bed and get some rest. You can finish it tomorrow". "I can't stop now", said the Lord. "I'm so close to creating something unique.  Already I have one who heals herself when she's sick, can feed six unexpected guests who are stuck due to bad weather, and it can wave goodbye to its husband understanding why he had to leave." The angel circled the model of the military wife very slowly, looks at it closely and sighed. "It looks fine, but it's too soft", she sighed. "She must look soft, but she has the strength of a lion", the Lord said excitedly. "You would not believe what she can endure." Finally the angel bent over and ran her finger across the cheek of the Lord’s creation. "There's a leak," she said. "Something is wrong with the construction. You were trying to put too much into this model. The Lord appeared offended at the angel’s lack of confidence. "What you see is not a leak", said the Lord. "It's a tear". "A tear?, What is it there for?" asked the angel. "It's for joy, sadness, pain, disappointment, loneliness, pride and a dedication to all the values that she and her husband hold dear". "You are a genius," exclaimed the angel. The Lord looked sombre and replied "I didn't put it there”.

Se encontraba el buen Dios inmerso en la creación de un prototipo denominado “mujer de militar”, cuando entró en su sexto día de trabajo extra. No lograba rematar la tarea. Apareció entonces un ángel y le dijo: “Señor, parece que estás teniendo muchos problemas con este diseño. ¿Qué tiene de malo utilizar también para esto el modelo estándar de mujer? Dios respiró hondo y le contestó: “¿Has visto acaso, piltrafilla, las especificaciones de este pedido? Tendrá que ser totalmente autónoma y, a la vez, ser capaz de representar el papel de “mujer de” que tantas veces le asignarán. Tendrá que ejercer las funciones de padre y de madre durante los despliegues, las maniobras y los servicios; hacer sus mil tareas y, al acabar, convertirse en la perfecta anfitriona, con menos de una hora de preaviso, para cuatro o para cuarenta; hacer frente, sola, a mil emergencias inimaginables sin contar con libro de instrucciones alguno, funcionar a base de café solo y, además, todo con alegría, incluso embarazada o enferma porque no podrá permitirse el lujo de parar y, en medio de todo eso, estar dispuesta a mudarse nueve veces en trece años. Tendrá que tener siempre preparado un beso que lo cure todo, desde la rodilla raspada de su hija a los días de frustración y decaimiento de su marido; en cuanto tenga oportunidad, tendrá que salir a trabajar también fuera de casa porque, con un sueldo, pasarán estrecheces. Tendrá que tener la paciencia de una santa mientras espera tener noticias de su marido, pero sabiendo que, a veces, es mejor no tenerlas. ¡Ah! Y tendrá que tener seis pares de manos”.

El ángel movió despacio la cabeza y finalmente exclamó:“¿Seis pares de manos? ¡De ninguna forma!”. El Señor, respirando hondo de nuevo, respondió: “No te preocupes, haremos otras mujeres de militares que le ayudarán. Además, no son las manos las que me están causando problemas, es el corazón. Tenemos que dotarla de un corazón especialmente fuerte, ya que tendrá que hincharse de orgullo, a pesar de todo y de todos, por lo que su marido es; aguantar el dolor en las separaciones; soportar las frases como ’ya sabías con quién te casabas…’, y latir potente y profundo aun cuando esté sobrecargado y se sienta sin fuerzas para hacerlo. Tiene que ser lo suficientemente grande para decir ‘lo entiendo’ cuando no es así, y ‘te quiero’ a pesar de todo”.

“Señor –dijo el ángel agarrando suavemente su brazo–, váyase a la cama, descanse un poco y ya lo acabará mañana”. “No puedo parar ahora –contestó Dios–. ¡Estoy tan cerca de crear algo único! Ya he conseguido que sea capaz de curarse a sí misma cuando cae enferma; de alimentar y cobijar a seis huéspedes inesperados y de decir adiós a su marido sin tiempo de hacerse a la idea de que tiene que irse”. 

El ángel rodeó el modelo caminando muy despacio y, mirándolo muy de cerca, suspiró. “Parece excelente, pero es demasiado débil” –dijo balanceando la cabeza de un lado a otro–. “Puede parecer delicada, pero tiene la fuerza de una leona –exclamó Dios apretando los puños–. No podrías creer lo que es capaz de soportar”. Finalmente, el ángel se inclinó y acarició la mejilla de la creación del Señor. “Tiene una filtración –dijo no sin cierto punto de satisfacción–. Algo ha ido mal en el ensamblaje. Ya le dije que estaba intentando meter demasiadas cosas en este prototipo”.

Dios frunció el ceño ante la aparente falta de confianza del ángel. “Lo que estás viendo no es una filtración –dijo el Señor apretando los labios–. Es una lágrima”. “¿Una lágrima? ¿Y para qué está ahí?”, preguntó el ángel. “Está para las alegrías, las tristezas, el dolor, la desilusión, la soledad, el orgullo y es, además, un recordatorio de lo que, a veces, conlleva ser fiel a unos valores”.

“Eres un genio”, exclamó finalmente el ángel. “No. Soy Dios” y, mientras bajaba su Divina Mirada, sombrío, añadió: “Pero yo no la puse ahí”.