miércoles, 28 de octubre de 2020

JESUSITO DE MI VIDA, ¡JESÚS, QUÉ VIDA LLEVO! CAPÍTULO 2


SOLDADO FRANCES EN AFGANISTÁN                                        FOTO: www.bbc.co.uk

Aunque es temprano, hace tiempo que amaneció en Kabul. Esta vez, por ausencia del COMISAF[1], general de cuatro estrellas John R. Allen, y del DCOMISAF[2], teniente general británico Adrian Bradshaw, preside la videoconferencia de actualización de la situación el teniente general francés Oliver de Bavinchove, actual jefe del Eurocuerpo, ahora desplegado en Afganistán como COS[3] del cuartel general de ISAF. 

A los pocos minutos de iniciarse la videoconferencia, un oficial norteamericano que está describiendo la actividad enemiga termina su frase de la siguiente forma: “and exploit French withdrawal (…y explotar la retirada francesa)”. Inmediatamente, el general de Bavinchove interrumpe y solicita, en español diríamos ordena, que toda referencia que se haga al “movimiento retrógrado” francés, impuesto por el presidente de la República François Hollande tras su victoria en las pasadas elecciones, no se utilice la palabra “withdrawal” (retirada), sino “redeployment” (redespliegue). 

PATRULLA FRANCESA EN KAPISA.        FOTO: JOEL SAGET / AFP /  GETTY IMAGES
Tres reflexiones inmediatas me produjo la tajante intervención del general: primero, cómo podemos tener la misma apreciación de esa situación un general francés y un comandante español cuando, desde nuestra acelerada vuelta a casa desde Irak en 2005 hasta hoy, no he oído un comentario público similar en España. Ni a civil ni a militar. Segundo, quizás por la razón anterior, una gran empatía con la pesadumbre que, seguro, sentía en esos momentos. Pesadumbre que conocemos bien los militares españoles por el redespliegue antes mencionado. Y tercero, una gran admiración, al ver cómo un general es capaz de defender el honor de su ejército hasta en el detalle más pequeño y ante cientos de oficiales de las cuarenta y pico naciones que forman la coalición. Alguno pensará: “Que se jodan los gabachos y que traguen mierda como la tragamos nosotros”. Posiblemente si estuviera en España pensaría algo así… o no. No lo sé. Pero aquí, cuando cada poco tiempo tengo que acercarme a mi tocayo Pierre, oficial de enlace de una unidad francesa, y darle el pésame por otro soldado francés caído en combate, no. Aquí no puedo pensar así. 

Llevamos muchos, demasiados muertos, como para andar con frivolidades. Más aún, me siento mucho más cerca del gabacho, del británico, de los ozzies[4] de inglés endemoniado, del polaco, del italiano (que por cierto es siciliano), etcétera, que de la panda de “hijosdelagranputa” que pululan por nuestro suelo patrio y que la crisis ha destapado en toda su bajeza. Por supuesto, y más que de nadie, estoy cerca de los “paracas” de Qala-e-Naw, con los que viajé hasta Herat. Del suboficial fallecido hace una semana, del soldado herido ayer, de todos ellos desplegados en el frente. Sigo las noticias del Mando Regional West con especial cariño e interés. 

SOLDADOS ESPAÑOLES EN AFGANISTÁN.        FOTO: www.leonoticias.com
En algún momento de la historia reciente nos caímos del carro del liderazgo militar. Es la segunda vez que lo pienso desde que estoy aquí. Y me vuelvo a referir al liderazgo estratégico, al de altura, al que marca la excelencia en el prestigio y la ejemplaridad en el ejercicio del Mando con mayúsculas. A ese me refiero. Del de “trinchera”, como he dejado también por escrito muchas veces, seguimos bien servidos. Admiro la capacidad de decisión y de asunción de riesgos que, por cierto, no es otra cosa que ejercer el mando, de algunos generales extranjeros aquí desplegados. Y aunque nosotros, militares españoles, tenemos parte de culpa en la actitud pasiva, dócil y, a veces, servil que hemos adoptado, el vacío que hay detrás de aquel que debe decidir, el escalofriante silencio que existe a su espalda, sólo roto por el resbalar de la guadaña política sobre el pedernal, atenaza al más pintado. 

No, como dijo Morton Abramowitz, no es un gran día para los héroes. El problema es que, en España, no lo es siquiera para los valientes. 




[1] COMISAF: (International Security Assistance Force Commander). Jefe de las fuerzas de ISAF
[2] DCOMISAF: (International Security Assistance Force Deputy Commander). Segundo Jefe de las fuerzas de ISAF.
[3] COS: (Chief of Staff). Jefe del Estado Mayor
[4] Ozzie: Apodo con el que se conoce a los australianos.


5 comentarios:

  1. Mala época para arrostar cualquier tipo de misión.
    La miseria, no sólo económica, sino de valores y moral, en la que está nuestra nación, os deja completamente desguarnecidos.
    Tiráis únicamente de vuestro bagaje personal y de vuestra vergüenza torera, por desgracia no habrá palabras de apoyo por parte de ningún prohombre del gobierno para vosotros, se limitarán a cubrirse sus espaldas y acomodarse en la poltrona y a asegurarse la pensión vitalicia y vosotros allí, en territorio comanche, sólos.
    Al menos, desde aquí, mi reconocimiento. Realmente nunca estáis sólos.

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    1. Estimado Jesús:

      Muchísimas gracias, de nuevo, por tu comentario. De verdad que son las pequeñas muestras de afecto como la tuya lo que nos anima a seguir en la brecha. Somos el Ejército de todos los españoles, instrumento de la política exterior del Gobierno y, aunque no le guste a determinada gentuza, garantes de la integridad territorial e independencia de España. De acuerdo que no podemos decidir cuando ese peligro existe o actuar independientemente del poder político, por muy cobarde que este sea, ante él, pero eso no quiere decir que seamos memos o insensibles. Ya estamos acostumbrados a la puñalada trapera o la más absoluta indiferencia del político de turno, pero a lo que no podría acostumbrarme, yo por lo menos, sería a la indiferencia de esa sociedad a la que he prometido defender, incluso en este país inhóspito. Gracias a Dios, seguís estando ahí la mayoría de la gente de bien. Aquí, la escala de valores se reordena a la perfección. Son los valores con mayúscula los que copan entonces la cima de la pirámide. Miras hacia España, incluso hacia tu propia vida, y exclamas ¡Dios, que equivocados estamos!

      Un abrazo

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  2. en el Asturias 31 esta el dicho que nunca dio la espalda al enemigo, osea que no se retiraba, como mucho daba media vuelta y avanzaba.
    Eso en caso de guerra, pero el ejercito nunca entro en guerra en Irak (cosa que tendriamos que haber echo para ser considerados potencia) y no fue una retirada militar, fue una verguenza politica y nacional que solo la sienten los que de verdad la sufrieron (ya fuese los replegados como los militares que estabamos en activo asi como los que sienten el ser español con orgullo) pero asi somos y seremos, nos fijamos mas en las acciones extranjeras que en las propias....ainssss que Pais este...

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  3. Muchas gracias Manu por tu mensaje. Se supone que esa es la grandeza de los sistemas democráticos: Los Ejércitos somos una herramienta del poder político. La diferencia de España con otras democracias más antiguas, asentadas y saneadas es que allí, la opinión del militar en todo aquello que atañe un conflicto bélico, como técnico que es, tiene un peso decisivo en la decisión política. Los franceses se han ido de Afganistán como nosotros de Irak...¿Seguro? No, allí siguen teniendo gente. Hollande ha sabido contentar a sus votantes, mantener el tipo con sus aliados en ISAF y vender al resto del mundo una intervención "salvadora" como la de Mali. Y no es santo de mi devoción en absoluto. Pero el sentido de Estado que tienen estos países les permite actuar, matando si es necesario a quien tengan que matar, como hicieron en Costa de Marfil en 2004 o los secuestros en el Cuerno de África, por ejemplo, independientemente de su tendencia política y sin que se les rasguen las vestiduras. Sí, me fijo en estas acciones "estratégicas" y "politico-estratégicas" extranjeras más que en las propias para intentar entender lo que nos pasa. Lo mismo que me fijo en un ministro de defensa alemán que dimite porque plagió en su tesis doctoral o en un político británico se va a su casa por cargar una multa de circulación suya contra los puntos de su mujer. ¡Ay, cuanto tenemos que aprender! Un abrazo muy fuerte.

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